Las
crisis que sufren las empresas se deben a varias a razones. La más importante
es que no siguen un esquema de trabajo. Este itinerario de pasos o estructural
se conforma como una herramienta tanto para el buen funcionamiento general de
la empresa como para la actividad de cada uno de los individuos que la forman,
siendo extrapolable a su comportamiento a la hora de afrontar otro tipo de
situaciones o retos diarios.
El
itinerario estructural surge como alternativa a la concepción sistémica del
funcionamiento de una empresa. Este esquema promueve un recorrido que puede ser
avanzado con diferentes velocidades e intensidades por cada uno de sus puntos.
De esta forma, se pretende evitar las acciones sin información o análisis
previo, características de los sistemas,
los cuales son susceptibles de rigideces y directrices ideológicas.
Las
partes que forman un itinerario estructural son la información, el análisis y
la acción. En cuanto a la información, adquiere especial importancia la calidad
y cantidad de ésta. Por una parte, la información que reciben los individuos
puede ser escasa, apartándolos de la herramienta más importante a la hora de
elaborar su trabajo. También, puede no llegar a todos los integrantes del conjunto,
ya que es mantenida solamente por los altos cargos, es decir, monopolizada por
la dirección. Por otro lado, la información que se recibe puede caracterizarse
por ser ambigua o informal, afectando a la calidad de ésta y, por lo tanto, a
su análisis o acciones correspondientes.
La
segundo paso en el esquema es el análisis, y con él, el obstáculo de su
capacidad limitada. Estas dificultadas parten de las propias deficiencias de
los seres humanos en cuanto a sus propias capacidades, y también, por su subjetivación
a la hora de pensar y la ambigüedad institucional que nos rodea.
Por
último, después de la información recibida y el análisis realizado al respecto,
se pasa a la acción en sí misma. Para un adecuado desarrollo de ésta, hay que
evitar una serie de obstáculos en el camino. Entre ellos se encuentra la
asignación de responsables, es decir, quién o quiénes son los responsables
reales de llevar a cabo las acciones. En este sentido, también se conforma como
un problema la transformación de los responsables en culpables con las
connotaciones negativas y referidas a la persona en sí que ello conlleva.
Para
afrontar esta serie de obstáculos institucionales o personales, se ofrecen unas
herramientas para hacerles frente. Aceptar nuestras limitaciones como individuos;
trabajar el aquí y ahora abstrayéndose de influencias del pasado o
preocupaciones por el futuro; empatizar con los clientes que van a recibir
nuestros productos o servicios para establecer una perspectiva de trabajo; e
invertir en un ambiente positivo para el desarrollo de nuestras capacidades.
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