sábado, 31 de mayo de 2014

Reflexión

Ya estamos acabando el curso y con las prisas, fechas de entrega y demás acabo de recordar la actividad que se nos planteaba de reflexión sobre como estábamos trabajando, concretamente en el tema llevado por el profesor Carballo.

La metodología es innovadora, o al menos diferente a lo que los alumnos estamos acostumbrados, pero, en mi opinión, ha fallado en el contexto en el que se ha planteado. La dinámica de la actividad requiere bastante tiempo, y el conjunto del curso no deja mucho para ello. Esto es una excusa, pero creo que quizás también sea la de alguno de mis compañeros.

En cuanto a la actividad en sí, lo primero que me ha entusiasmado es el tener un espacio donde compartir ideas. Es enriquecedor leer las aportaciones de los compañeros y la claridad con la que lo hacen. Aunque hasta ahora no se hayan tomado conclusiones explícitas sobre alguno de los temas, sí que por lo menos se enriquecen los propios argumentos e incluso se producen cambios de vista.

La temática, muy interesante. Afrontar el desarrollo y la empresa con materiales y conocimientos técnicos es cuanto menos ilusionante, pero sobre todo, lo que más resalta es su aplicabilidad a diferentes aspectos de la vida diaria. El trabajo, organizaciones, asociaciones, grupo de amigos, etc..., todo aquello que conlleva intercomunicación, organización, objetivos, y conflictos es susceptible al material expuesto.


En definitiva, la herramienta podría haber sido más, pero sabemos que podrá, ya que conocemos como se puede.

De la dependencia al desarrollo

Las organizaciones y las empresas se mueven dentro de un abanico de estados intermedios en cuanto su funcionamiento y eficacia. En el artículo se ofrece dos estados limítrofes y característicos, modelos, que nos sirven de referencia para analizar la situación actual de una cualquiera, no siendo ninguno de estos la ejemplificación real de alguna institución. Posteriormente establece unas bases para desplazarse de un modelo a otro basadas en “la innovación y en la mejora, competitiva y con altos grados de eficiencia productiva y eficacia social”.

El primero de los modelos es el de la dependencia. Éste es el que tiene un carácter más negativo y menos dinámico. Este se caracteriza por su desarrollo a través de dos bases, la relación emocional y el rol profesional de los individuos. Las relaciones se establecen con una visión ascendente hacia los que se encuentran por encima, produciendo una sensación de inseguridad en el sujeto lo que provoca una fuerte dependencia hacia él. De este modo la imagen de los actores se mueven dentro de la agresividad y una fuerte ambición personal lo que perjudica una comunicación efectiva entre ellos. Todo esto contribuye al aumento de la dependencia y con ello a características como la jerarquización, la segmentación, la prepotencia, sentimientos de culpa, etc.

El segundo de los modelos planteados, con un carácter más positivo, es el de desarrollo. Éste se alza bajo dos pilares, la responsabilidad y el aprendizaje permanente. La responsabilidad surge como una actitud que aparte la culpa en la relación con los clientes ya sean internos o externos, dando la misma importancia a ampos a la hora de obtener el mejor resultado.  En cuanto al aprendizaje permanente, la llave consiste en la intercomunicación como espacio para fluir la información y construir mejoras en el desarrollo de la organización, así como en el deseo de buscar siempre la calidad tanto en los procesos como los productos.

El paso de un modelo a otro se establece como un ejercicio de mejora de la eficacia productiva y social. Para ello, hay que enfrentarse a las dinámicas propias de la institución, aunando espacios para el aprendizaje, la comunicación, el crecimiento y, por consiguiente, el desarrollo grupal. También, enfatizar una actitud activa y de competencia, en continua superación de procesos y productos.


Del artículo enfatizaría el aspecto de la comunicación, en cuanto al análisis de situaciones reales propias. La falta de flujo de información no solo desemboca de la relación ascendente entre los sujetos y sus superiores, donde éstos levantan obstáculos tanto para mantener la inseguridad de los subyugados como asegurar su espacio, sino entre los miembros del mismo escalón. La actual inseguridad laboral y la bolsa de trabajadores en espera de una oportunidad se conforman como un agente externo influyente en la dinámica interna de la empresa. Esta inseguridad provoca una competencia extrema y desleal, siendo la intercomunicación una de sus consecuencias. Por lo tanto el tan ansiado trabajo en equipo se difumina ante los deseos de destacar mediante la diferenciación mediante la tenencia de conocimientos y aptitudes propias. Este estado que puede ser un motor para la superación y el alcance de objetivos, tiene también su lado oscuro, y por lo tanto, susceptible de un análisis central dentro de ese desplazamiento hacia un modelo de desarrollo.