En
la unión de seres humanos, formando grupos, predomina el interés emocional al
afán de conocer. En el tránsito desde estos grupos básicos o naturales hacia
unos más sofisticados existen una serie de etapas intermedias, que sirven de
entrenamiento para un estado final de los grupos caracterizados por una serie
de valores clave para su buen funcionamiento.
De
acuerdo a Bion, las personas están preparadas para una relación en grupo por
factores subjetivos. De modo que el alcance de un interés objetivo se materializa
mediante unas herramientas y metodología intencional para ello.
El
mismo Bion, muestra una tipificación de dichos grupos naturales. El primero de
ellos, sería el de “ataque-fuga”, el cual se caracteriza por el carácter a la
defensiva de los componentes traduciéndose en una estructura jerarquizada y una
agresividad patente. El segundo, lo denomina de “dependencia”, siendo sus
rasgos el gran conservadurismo, amparándose en unas creencias fijas y en un
liderazgo explícito. El tercer grupo definido es el de “emparejamiento”, donde
se idealiza un proyecto entre dos, auspiciado en una gran
esperanza conjunta.
Para
el movimiento desde este estado inicial hacia grupos más elaborados, se deben
desarrollar unas condiciones previas. Por un lado, se debe alcanzar un nivel de
conocimiento mutuo, con el objetivo de una mayor claridad en la información
intercambiada y eliminar, de este modo, un tipo de datos subjetivos. Y por otro
lado, intercambiar información tanto de las tareas conjuntas como de la
información disponible para desarrollarlas.
Finalmente
para el buen funcionamiento de un grupo con fines concretos y configurados para
obtenerlos son importantes una serie de valores de los integrantes para su
desarrollo. Algunos de estos valores son el respeto mutuo, la actitud positiva,
la conciencia de los propios límites, la continuidad o el carácter científico
entre otros.
A
las condiciones primeras descritas en el artículo, para la transición desde un
grupo natural hacia un grupo de trabajo, añadiría una tercera, la consolidación
de un espacio para el grupo. Este grupo no es solo un espacio físico para su
desarrollo si no un espacio en el tiempo que cree un compromiso por parte de
los integrantes. En algunos grupos, el espacio se crea como condición inicial y
se desarrolla en los primeros pasos. No obstante, en otros casos, este espacio
no está definido y puede condicionar negativamente en el progreso del grupo.